En la tranquila calle Uno de la urbanización Los Sauces, en Surquillo, era la tarde del 12 de septiembre de 1992, donde una pareja de novios conversaba sin despertar mayor interés entre los vecinos. Solo el dueño de la bodega donde los enamorados bebían gaseosas, probablemente, ponía atención en la dupla enamorada sin sospechar que aquellos acaramelados amantes eran en realidad dos policías encubiertos que estaban a punto de dar un golpe que cambiaría la historia del Perú para siempre.
Pocos minutos después de acabar sus bebidas, ambos irrumpieron en la casa número 459 y hallaron en el interior al hombre más buscado del país por ese entonces: Abimael Guzmán Reynoso, líder del sanguinario grupo terrorista Sendero Luminoso.
Este suceso, así como otras acciones claves que permitieron la captura del feroz genocida, son relatados en el documental “1509 Operación Victoria”, de la realizadora Judith Vélez, basado en una investigación del periodista Gustavo Gorriti, que hoy, dos décadas después de ese fascinante episodio policial que terminó con Guzmán en la cárcel, será proyectado esta noche, en versión completa y gratis, a las siete y media en la Biblioteca Nacional, para conmemorar el extraordinario trabajo de los oficiales involucrados en tremenda hazaña.
Vélez y Gorriti, la directora de la película y el autor de la investigación, respectivamente, quienes nos ayudaron a recordar detalles de aquellas aventuras protagonizadas por los valientes agentes del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) y a deducir qué hubiera sucedido si es que este equipo de eficientes policías que fue desactivado por Fujimori poco después de la llamada “captura del siglo”, hubiera continuado trabajando.
La captura de Guzmán es un logro exclusivo de un grupo de eficientes agentes que decidieron lograr su objetivo y hasta desobedecieron órdenes para hacerlo. Sin embargo, los altos mandos del gobierno (Fujimori y Montesinos) se adueñaron de la autoría de aquel extraordinario trabajo y en los años siguientes, una suerte de maldición cayó sobre los verdaderos responsables, los policías del GEIN: pocos fueron ascendidos y ninguno de los analistas fue reconocido por el Estado.
“El fujimorismo deseaba expropiar o conquistar esa victoria, como lo hicieron en otras ocasiones, como un éxito del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), bajo el control de Montesinos. Pero en realidad el fruto del SIN fue el destacamento Colina, eso sí puede ser reivindicado por el fujimorismo como su logro”, apunta Gorriti.
“Hay una ingratitud con este grupo de personas, hacia estos agentes que hicieron un trabajo magnífico, de entrega al 100% al país. Existe un desengaño y frustración en los agentes, tanto los altos mandos como los policías de a pie. Ellos sienten que no se ha reconocido su trabajo y eso es lo que más me impactó a nivel humano. Ellos dieron un ejemplo para el país: sin derramar una sola gota de sangre se puede realizar un trabajo de inteligencia eficaz, que ellos llaman inteligencia de paz, que tendría que haber sido un paradigma de inteligencia en el país. El Perú ha sido bastante ingrato con los verdaderos responsables de la captura de Abimael Guzmán. Son héroes”, sentencia Vélez.
Fuente: Terra
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